Si por algún cultivo se puede identificar a los campos de Andalucía es sin duda por el olivar. Cerca de un millón y medio de hectáreas acogen las raíces de este árbol que caracteriza a la región y la convierte en la tierra olivarera por excelencia desde hace miles de años. En ningún lugar del mundo crecen más olivos ni se producen tantos y tan buenos aceites de oliva virgen extra como en nuestro territorio. Se puede decir que Andalucía y el aceite de oliva virgen extra están vinculados de forma inseparable.
El olivar conforma una parte sustancial del paisaje andaluz, constituyendo la fuente de riqueza de numerosos pueblos, base de su gastronomía y de sus tradiciones. Hay toda una cultura milenaria en torno al olivar. Algunos olivares, con muchos siglos de vida, son verdaderos testigos de nuestra historia.
El olivar, considerado como un auténtico bosque mediterráneo, tiene un valor ecológico insustituible, que frena el grave efecto de la erosión y el avance de la desertificación. En Andalucía también es destacable la expansión de las prácticas de cultivo más respetuosas con el medio ambiente (producción ecológica y producción integrada), lo que contribuye también a una mayor tranquilidad del consumidor.
Denominación de Origen Protegida: Calidad garantizada
Una de las peculiaridades más destacadas de la producción aceitera andaluza es, sin duda, el peso que va adquiriendo el aceite de oliva virgen extra, en una apuesta conjunta por ofrecer una gran calidad y conservar todas las propiedades saludables y organolépticas naturales de las aceitunas de las que procede, ya que el aceite de oliva virgen extra únicamente se somete a procesos mecánicos en su extracción.
Las aceitunas son recogidas directamente del árbol en su momento óptimo de maduración y se molturan en un plazo máximo de 48 horas, para garantizar que se mantenga toda la calidad que la aceituna tiene en el olivo. El aceite de oliva virgen extra se almacena en bodega, en depósitos de acero inoxidable, trujales o de depósitos metálicos revestidos interiormente por materiales inertes para no alterar sus propiedades. El proceso de elaboración es un proceso totalmente natural, sin ningún tratamiento químico ni aditivos. Tanto la producción como la elaboración de los aceites de oliva virgen extra con Denominación de Origen Protegida deben realizarse en el ámbito territorial de la Denominación.
La extensión de las ocho provincias andaluzas marcadas por las diferencias climáticas y orográficas favorece la existencia de una amplia variedad de aceites, cada uno con su personalidad propia. Entre ellas las más extendidas son las variedades de aceituna Picual, Hojiblanca, Picuda, Lechín de Sevilla, Lechín de Granada o Verdial de Huévar, y Arbequina, que han encontrado en esta tierra un entorno idóneo para producir un aceite de la gran calidad.
La riqueza y variedad de los aceites andaluces se refleja en el reconocimiento de doce Denominaciones de Origen Protegidas y una Indicación Geográfica Protegida, cada una de ellas con características propias. La relación de Denominaciones de Origen Protegidas por provincias es la siguiente: Cádiz (DOP «Sierra de Cádiz»); Córdoba (DOP «Baena», DOP «Adamuz», DOP «Priego de Córdoba» y DOP «Aceite de Lucena»); Granada (DOP «Poniente de Granada» y DOP «Montes de Granada»); Jaén (DOP «Sierra de Cazorla», DOP «Sierra Mágina», DOP «Sierra de Segura»); en Málaga (DOP «Antequera»); en Sevilla (DOP «Estepa»), y en Jaén la Indicación Geográfica Protegida (IGP «Aceite de Jaén»).
Todos los aceites de oliva virgen extra de las diferentes Denominaciones de Origen Protegida de Andalucía pueden solicitar la autorización del uso de la marca «Calidad Certificada» en sus etiquetados.
Foto: Imagen de master1305 en Freepik
Virgen de la oliva, Vejer de la frontera y virgen de la Oliva Lebrija.
Gracias por la aportacion, Pepe. También es la patrona de Salteras. AL haber tantas, he optado por tirar por el Aceite de Oliva. Un saludo